viernes, 24 de mayo de 2013

Colombia: La paradoja de la felicidad y la dignidad revolcada... Johan Doncel....Remolcamos cada día, los colombianos, la tristeza de encontrar en cada una de las calles de las principales ciudades familias enteras desplazadas y el escepticismo inevitable en el que vivimos sumergidos por una falta constante de los recursos básicos para nuestra subsistencia; la herida platónica de quienes reconocen una realidad ajena en donde se deja de ser colombiano para vivir en un plano personal egoísta y malversado de lo que se reconoce como libertad y democracia.





Pero si ya nosotros hemos hablado del profundo letargo en el que vive sometido un pueblo por las desdichas a las que nos sujetan un medio arbitrario y perfectamente diseñado para olvidar el hambre y las necesidades básicas de un hombre... Bien lo decía Malcolm X “cuídate de los medios de comunicación porque vas a terminar odiando al oprimido y amando al opresor”… jamás pensé yo que estuviese tan cerca de esta cruenta realidad.

Pero esta no ha sido una versión mal contada de las injusticias que ha habido en nuestra américa latina, la injusticia ha predominado en ciertos momentos de la historia para algunos países. La versión de nosotros los colombianos es un proceso constante que no ha tenido sosiego en lo largo de la historia y las atrocidades que prevalecen con los gobiernos corruptos encaprichados con esa utópica felicidad llamada dinero.

Las protestas sociales que ha habido en este proceso de consolidación del capitalismo han llevado consigo la marca de un pueblo indignado que no se ha cansado de morir porque creo, a mi parecer, que la muerte es un costo al que nos hemos acostumbrado a pagar por el bien llamado libertad…. Pero que es esa dignidad de la que hablo? Pues hablo de ese derecho a reclamar lo que es justo para tener una vida digna, no la dignidad de las iglesias y sus métodos “caritativos” para conllevar un país repleto de injusticias… hablo de la fraternidad, de esa en la que todos nos reconocemos como seres humanos con igualdad de las condiciones tan necesarias para la vida.

Hemos llorado las lágrimas amargas de las madres de Soacha por sus hijos presentados por la nación como falsos positivos … hijos que en un momento determinado fueron asesinados cruelmente por el ejército para hacerlos pasar como guerrilleros muertos en combate …

Remolcamos cada día, los colombianos, la tristeza de encontrar en cada una de las calles de las principales ciudades familias enteras desplazadas y el escepticismo inevitable en el que vivimos sumergidos por una falta constante de los recursos básicos para nuestra subsistencia; la herida platónica de quienes reconocen una realidad ajena en donde se deja de ser colombiano para vivir en un plano personal egoísta y malversado de lo que se reconoce como libertad y democracia.
Es una paradoja, es verdad, la paradoja de quienes no viven por vivir la vida acomodada de quienes pretenden el país de la felicidad...

Pero como funciona la educación en un país en donde la prima dona de la vida consiste en engañar aún más el pueblo ya ensimismado?... la educación es un todo y un nada en el diario común de un ciudadano promedio, quien la tiene lleva la certeza de cómo rige su vida bajo los condicionamientos de un gobierno al que se ha elegido democráticamente, pero quienes no la llevan consigo (que desafortunadamente son una mayoría en nuestro país) convive con el inextinguible destino de la pobreza perpetuada a niveles inimaginables para ningún país … ciertamente somos conscientes que el nivel de la educación política de un colombiano es bastante deficiente, la calidad en la educación no es, ni ha sido relevante en ningún aspecto del sistema educacional en nuestro país cuando, que en niveles como la pedagogía critica, son prohibidos por un estado corrompido hasta sus cimientos… hablemos por ejemplo del tipo de enseñanza en el que se educa para ser un obrero y accionar como obrero, es difícil reconocer que un medio de información deja de existir cuando no genera la capacidad propia para generar ideas, sino que se adoctrina bajo unas políticas que favorecen el sistema neoliberal en el que ya el ser humano deja de ser humano, repleto de sueños e ilusiones, para convertirse la herramienta necesaria para llenar el bolsillo infatigable del avariento oportunista.

Nosotros, los jóvenes, optamos por vivir la vida de la escases de vida … la vida de quienes pierden su interés en la oportunidades por falta de las mismas, y es que la falta de un rumbo que consiste en un derecho inquebrantable del ser humano que debe ser trazada por el gobierno al que supuestamente elegimos, conlleva inevitablemente a muchas otras cuestiones que resultan, paradójicamente, la lucha a muerte por la que el estado invierte insaciablemente para la erradicación de drogas psicoactivas.

Qué curioso es el asunto de la muerte como negocio para el estado colombiano, sobrevivimos como podemos y se nos juzga por la claridad de un derecho que se esgrime en cada marcha. La gente con una ideología de izquierda bien estructurada vivimos muy a sabiendas que es el culo que exponemos diariamente en esto que consiste una lucha de clases la lucha de lo que nos corresponde para llevar un vida digna... y llamo a la cordura y el razonamiento porque esto no es una lucha por ideologías, sino la lucha de quienes aún sueñan y de quienes aferran la vida como un bien en conjunto.


Quienes vivimos y cantamos para la vida denunciamos:

Que la guerra interna de nuestro país no es sino la guerra del hambre y el nivel desigualdad social complejo que ya no abarca la desdicha de la libertad de los opresores y el quejido constante de un arma al ser accionada contra un pueblo indefenso.

Que son estos politiqueros hijos de oportunistas que ya han gobernado este país quienes claman día tras día por una guerra que favorece las arcas de los mismos, y que el negocio de la guerra es el fracaso de quienes jamás han pensado por su pueblo.

Que es el hambre y la injusticia que prevalece, y mientras ellas existan no hay más guerra que librar que la de los hambreados excesos de los que adueñan las tierras. Tierras que a todos nos pertenece y que no son propiedad de nadie sino de quienes quieran trabajarla.

Que los micro tráficos, prostitución y delincuencia común son y seguirán siendo, con la historia, la respuesta que tiene la juventud a un sistema de educación basado en los deseos superfluos de una elite privilegiada para impartir ignorancia a un país sumergido en la impunidad.

Que la paz es el placer de quienes pueden pagarla y no son con los deseos de unos pocos con que se enmienda la dignidad revolcada de la historia de un país… porque en el decidir el futuro consiste la verdadera democracia en manos de un pueblo preparado política y éticamente… porque absolutamente nadie puede pretender enarbolar la bandera de la paz en medio de la miseria y el hambre…


(*) Johan Doncel es miembro de Dirección Política ArgosIs Internacional 


Vía:
 http://www.rebelion.org/noticia.php?id=168419&titular=la-paradoja-de-la-felicidad-y-la-dignidad-revolcada-
 

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