Los asuntos relacionados con la privacidad online están a la orden del día, y la semana pasada una poderosa coalición de empresas de tecnología -entre ellas Google y Facebook- hicieron lo necesario para detener una ley que hubiera forzado a la industria del Internet a ofrecer más opciones a los usuarios sobre el control de su propia información en línea, empezando por el estado de California en Estados Unidos; ley, cabe decirlo, que fue descartada el viernes pasado.
Esto se debe, según el columnista de la revista Salon, Andrew Leonard, a que “el nuevo dinero de Silicon Valley es el mismo viejo dinero de Wall Street o la industria de los combustibles fósiles”, en el sentido de que cuando una industria o rama de negocios se vuelve suficientemente poderosa en nuestro mundo, podemos apostar a que invierten tanto dinero en investigación y publicidad como en abogados que promuevan leyes a la medida de sus necesidades, dando cara a las leyes que sirven para darles más control sobre nuestra privacidad online.
Puede que esto no sea percibido como algo terriblemente negativo. Después de todo a la gente le encanta usar servicios como Facebook o Google, y muchos han dejado de preocuparse realmente por el contenido que comparten en línea, así como por su propia privacidad. Tal vez no es tanto problema. Tal vez en realidad a nadie más que a unos pocos ilusos les interesa conservar los derechos de las fotos de sus vacaciones o las fotos de la última fiesta. O tal vez en realidad ya nos despedimos de la vieja idea de “privacidad” como tal. Según el asesor político del partido Republicano de EU, Dan Schnur, a la gente le interesa que pasen leyes a favor de la gente, pero también confían ciegamente en la industria de la tecnología:
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